Una de las cosas que teníamos claras cuando creamos ARIMA en 2013 era que íbamos a ser una empresa en la que el trabajo remoto iba a estar a la orden del día. No pretendíamos hacer de esto nuestra bandera ni una pose, en el fondo era una decisión egoísta ya que nosotros mismos éramos los primeros a los que nos beneficiaba el poder trabajar en remoto para conciliar nuestra vida laboral con nuestra vida familiar.

La ecuación es muy simple: además de la flexibilidad que te da trabajar en casa para organizarte, ahorras mucho tiempo en desplazamientos y por lo tanto, tienes más tiempo para hacer deporte, disfrutar de la familia, los amigos o cualquier otra cosa. En mi caso, yo vivo muy cerca de la oficina, según Google Maps hay exactamente 5,3 kms de distancia y 9 minutos de trayecto en coche en circunstancias de tráfico normales. Esos 10 minutos se convierten fácilmente en 20 ya que tienes que añadir lo que tardas en salir de casa, bajar a por el coche, salir del garaje, buscar sitio para aparcar e ir andando hasta la oficina. Ya ni hablamos si tienes la mala suerte de encontrarte con un atasco o algún accidente.

Sumando el trayecto de ida y vuelta, ya son 40 minutos cada día, si viviese un poco más lejos ya estaríamos hablando de una hora. La verdad es que con el ritmo de vida que llevamos hoy en día, una hora de tu tiempo es oro y yo al menos prefiero invertirlo en cualquier cosa que no sea un coche o el transporte público.

Lo cierto es que en 2013 nuestra política llamaba la atención y muchos no lo podían entender. En la mayoría de eventos en los que coincidía con otros CEOs era habitual que me lanzasen comentarios como “En mi empresa es imposible, necesito ver a la gente” o preguntas como “¿Y cómo controláis que la gente está trabajando y no viendo la tele o jugando a videojuegos?”. Incluso para algunos clientes, esta forma de trabajar era difícil de digerir ya que estaban acostumbrados a que los proveedores fuesen a sus instalaciones a trabajar.

Estos días recordaba un tweet que publiqué hace un par de años en el que se podía ver cómo estaba yo solo en la oficina y no había ningún problema con ello:

La verdad es que siempre he pensado que si no confías en la gente con la que trabajas, el menor de tus problemas es que estén trabajando desde casa. Otra vez, esta forma de hacer las cosas es completamente egoísta: hay mil cosas en las que prefiero invertir mi tiempo antes que controlando si la gente está realmente trabajando o haciendo cualquier otra cosa. Hasta ahora, nunca hemos tenido problemas con esto.

Todo esto que parecía una utopía se convirtió en algo cotidiano de la noche a la mañana. La pandemia arrasó con todo y obligó a un gran número de empresas a adoptar el trabajo remoto como única forma de supervivencia. Durante todo este tiempo, nos hemos cansado de leer noticias que dicen que “el teletrabajo ha venido para quedarse”, empresas como Facebook que tradicionalmente no han dado facilidades para trabajar en remoto, anunciaron que darían a sus trabajadores la posibilidad de continuar trabajando de esta manera una vez acabase la pandemia.

Sin embargo, a medida que vamos volviendo poco a poco a “la normalidad”, estamos viendo como algunas grandes empresas como lo son las operadores telefónicas, empiezan a volver a la oficina. Incluso grandes tecnológicas como Google y Apple están anunciando sus planes para volver a la oficina. En el caso de Google, dicen que permitirán el trabajo remoto pero hay que hacer una petición formal para ello y no está muy claro qué requisitos hay que cumplir para que lo concedan. Apple por otra parte, ha anunciado que a partir de septiembre los trabajadores tendrán que ir a la oficina al menos tres días a la semana.

Últimamente, tengo la sensación de que se están empezando a hacer pequeñas y sutiles campañas que ponen en tela de juicio el teletrabajo. En definitiva, para muchas empresas no ha dejado de ser una medida de emergencia y hay costumbres que es muy difícil que incluso una pandemia pueda modificar. En cualquier caso, los próximos meses serán clave y veremos si realmente el teletrabajo ha venido para quedarse o si por el contrario, desaparecerá junto con la pandemia. Lo que sí sabemos seguro es que en ARIMA continuaremos con la misma política que llevamos aplicando desde 2013.